jueves, 19 de junio de 2008

UN HOMBRE, SUS ANIMALES Y EL CIELO

esto lo lei de mi escritor favorito creo que ya muchos lo saben y pues me gusto mucho lo que dice espero lo disfruten al igual que yo :D

Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera.

Cuando pasaban cerca de un árbol enorme, cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo y prosiguió su camino con los dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de estar conscientes de su nueva condición).

La carretera era muy larga y colina arriba el sol era muy intenso; ellos estaban sudando y sedientos.

En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entablo con él, el siguiente dialogo:

-buenos días.

-buenos días- respondió el guardián.

¿Cómo se llama este lugar tan bonito?

-esto es el cielo

-¡qué bien que hayamos llegado al cielo, porque estamos sedientos!

-usted puede entrar y beber tanta agua como quiera- y el guardián señalo la fuente.

-pero mi caballo y mi perro tienen sed…

-lo siento mucho –dijo el guardián-, pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levanto con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo, dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de arboles. A la sombra de uno de ellos había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

-bueno días- dijo el caminante.

-el hombre respondió con un gesto de la cabeza.

-tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.

Hay una fuente entre aquellas rocas- comento el hombre, indicando el lugar-, pueden beber toda el agua que quieran.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.

El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.

-puede volver siempre que quiera- le respondió este.

-a propósito, ¿Cómo se llama este lugar?

-pregunto el hombre.

-Cielo- le respondió.

-¿el cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me había dicho que aquello era el cielo!

-aquello no era el cielo, sino el infierno- contesto el guardián.

El caminante quedo perplejo.

-¡deberían de prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta información falsa trae grandes confusiones! –advirtió el caminante.

-¡de ninguna manera! –Dijo el otro-, en realidad nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

Paulo coelho.

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